Y qué es lo que hecho por aquí? Dar vueltas por San Lorenzo, ir a la mensa, intentar levantarme temprano,… pensar, pensar, pensar,… Quizás esto es la resaca de la navidad en casa, ¿quién sabe los motivos?
Los exámenes me están matando, la biblioteca también y sobre todo, me mata, el clima. Seis días nublados contra uno de sol. Lluvia, calles encharcadas y olor a humedad. Así todos los días. Una biblioteca en un foso donde la gente cuando llueve se pone a fumar en la puerta. Todo se oye y todo se mira, se estudia poco. Me acaba doliendo el cuello y me acabo hartando. Le doy mas vueltas y empiezo a planificarme por séptima vez el temario. Y nunca llego a tiempo. Llego a casa un poco más cascarrabias de lo normal.
En esas me doy cuenta de que no soy tan desgraciada. Me levanta por la mañana mi compi y pienso: qué bueno que te despierten suavito y que te hagan un café, cuando tú aún no puedes ni mover el brazo izquierdo. Otra personajilla me recoje en los momentos de desesperación y me lleva de paseos en su motorino, para gritarle al mundo, a Roma y, hasta El Vaticano, que no podrán con nosotras. Que somos más fuertes. Luego, me topo al ragazzo en el portal, y le acompaño un poquito a su facultad, mientras saltamos los charcos y las mierdas de perros, souvenires de mi barrio. El ragazzo (idem) me lava la ropa, porque la lavadora no va, y hasta me la tiende y me la devuelve sequita. Con un beso y una sonrisa. Su compañero empieza a sonreir. Todos agarramos el calendario pidiéndole a gritos que corra un poco, que pise el acelerador y que la vida vuelva pronto, allá por febrero. Que nos eche un cable y que todo vaya bien.