Me envuelve y me llena uno de los mejores estados de ánimo habidos. Ese que te da el éxtasis químico de tu propio cuerpo, haciendo sentir la energía que sube y baja: llega a las puntas de los dedos, hace espirales en las llemas y luego, nos sobrecoge en el pecho y la garganta.
Qué estado, qué días! Qué bien me siento!
Es que estoy optimista porque creo que aunque haya postergado mi temporada de exámenes hasta las medianías de julio, el espíritu del verano me ha inundado. Aclaro: no es espíritu vacacional, sino espíritu de verano. Por qué? Porque aún sigo de exámenes.
Así que estoy sacudida por mis propias endorfinas. Por una rutina pesada, pero preciosa. Porque he llegado a ser yo, en otra lengua,y me he podido dar a conocer un poquitín. Porque después de Jacopo y todas sus grandes cosas cubiertas de polvo de otros tiempos, están viniendo otras cosas. Otras cosas que me están haciendo sentir feliz de ser quien soy y de quien he sido.
Qué estado, qué días! Qué bien me siento!
Es que estoy optimista porque creo que aunque haya postergado mi temporada de exámenes hasta las medianías de julio, el espíritu del verano me ha inundado. Aclaro: no es espíritu vacacional, sino espíritu de verano. Por qué? Porque aún sigo de exámenes.
Así que estoy sacudida por mis propias endorfinas. Por una rutina pesada, pero preciosa. Porque he llegado a ser yo, en otra lengua,y me he podido dar a conocer un poquitín. Porque después de Jacopo y todas sus grandes cosas cubiertas de polvo de otros tiempos, están viniendo otras cosas. Otras cosas que me están haciendo sentir feliz de ser quien soy y de quien he sido.
Mi persona está haciendo el amor conmigo misma, quiero decir: mi yo, enamorado y confuso, se está fundiendo con mi otro yo, optimista y pícaro, a la vez que las dudas y los temores han sido entendidos y justificados. Las tiritas del verano han tapado todos los desperfectos.
Me siento contenta por estar jugando, de nuevo. Jugando, a sabiendas. Disfrutando, sabiendo qué puede venir bueno y qué malo. Ya no tengo el pelo corto, ni vocación amorosa-suicida. Ya me conozco un poquitín. Y he conocido otro poco. No me dejo arrastrar , ni deslumbrar. Quizás me acerco un poco a la libertad, a la libertad madura. Quizás vuelvo a ser libre, después de haber sido atenazada por mis propias experiencias.
Estoy ahí: con mi núcleo, que soy yo, y los electrones, dándome vueltas a la velocidad que les viene en gana: ellos hacen mis estados de ánimo. Ahora giran contentos, constantes. El núcleo es conocedor de dónde se ha partido y de a dónde se va a llegar; también sabe que la cosa se puede girar en cualquier momento.
Pero, mientras tanto, ellos giran y giran, excitados. Ese es mi estado de ánimo: tipo 1. El estado de ánimo que muchas veces buscamos, y no encontramos.
Me siento contenta por estar jugando, de nuevo. Jugando, a sabiendas. Disfrutando, sabiendo qué puede venir bueno y qué malo. Ya no tengo el pelo corto, ni vocación amorosa-suicida. Ya me conozco un poquitín. Y he conocido otro poco. No me dejo arrastrar , ni deslumbrar. Quizás me acerco un poco a la libertad, a la libertad madura. Quizás vuelvo a ser libre, después de haber sido atenazada por mis propias experiencias.
Estoy ahí: con mi núcleo, que soy yo, y los electrones, dándome vueltas a la velocidad que les viene en gana: ellos hacen mis estados de ánimo. Ahora giran contentos, constantes. El núcleo es conocedor de dónde se ha partido y de a dónde se va a llegar; también sabe que la cosa se puede girar en cualquier momento.
Pero, mientras tanto, ellos giran y giran, excitados. Ese es mi estado de ánimo: tipo 1. El estado de ánimo que muchas veces buscamos, y no encontramos.