Porque estamos aquí y aparecemos allí. Porque ayer era verano y hoy invierno. Porque la noche trajo otra noche, y el día ni se asomó a saludarnos.
Porque de este momento esperaba una explosión fuegos-chispas-y-centellas. Ahora solo tengo una piedra, en la punta de la lengua.
Tengo una piedra, en la cabeza. Tengo una piedra, en la punta de la lengua. O en la puta lengua!
Ya que no sirvo para esto, ¿puedo servir para la provocación?
Lo dejo, últimamente no sirvo pa'ná.
sábado, 22 de noviembre de 2008
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1 comentario:
Vaya,después de tanto tiempo...me meto aquí y me pregunto qué María escribe esto...y caigo al rato que eres tú.He leído algo de por aquí,me gustan las piedras en la punta de la lengua o en la puta lengua.Un beso,espero que todo vaya bien.
Teresa,tu comañera de segundo del cardenal cisneros. Hay que ver!
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