miércoles, 17 de septiembre de 2008

ESPERAR...TEMER


Estoy esperando a que pasen las horas.
Después de ironizar, dramatizar y divagar sobre ayer, hoy, mañana, sólo me queda esperar.
Esperar puede traer de todo, pero ahora a mi me trae solo miedo.
Sobre todo miedo.
También ilusión, desilusión, expectación.
Pero ahora, miedo.

El sábado, vuelvo.
El lunes, empiezo.
El miércoles, retorno.

A lo mejor es demasiado.

Pero tengo ganas (y miedo). Ganas... escondidas detrás del terror. Desde las alturas, vértigo.
Porque he estado en lo alto, de muchas cosas. En lo alto del encantamiento, de la desesperación, del enamoramiento. En lo alto de la emoción, y de la desilusión. De la lucha, y de la compañía. En lo alto de las horas bajas. En las horas punta de la felicidad. Arriba, sobre la melancolía. Y en lo alto de la distancia. También en la cima de la tristeza. Todavía, muy a menudo, me encuentro saltando entre alguna de las cimas, reviviendo, recordando.
Me aterroriza pensar en trenes, en atascos, en almuerzos solitarios. En noches de tele y estudio de tres días. En El Retiro vacío. En el verano, sola. En la ciudad desierta y en puentes aburridos rodeada de turistas cansinos.
Es puro terror.
Me gustaría agradecerlo, todo esto. Porque no hay terror si no hay que temer. Y temo porque he tenido. Palpable y cercano. Ahora lejano y virtual. Mañana, no sabemos. Me gustaría agradecer. Pero tengo miedo.

Casi siempre, cuando se agradece, hay una despedida de por medio.

No tengo narices para agradecer, tengo miedo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

http://es.youtube.com/watch?v=-P2gyG2b7Go