domingo, 28 de septiembre de 2008

EL CAMINO

El camino... empezó. Nadie sabe dónde.
Nadie lo sabe, todos lo tenemos, pero lo ignoramos.
La salida, las metas, los miradores en los que nos paramos.
Algunos atisban a verlo.
O son afortunados, o son grises.
Mi mundo se está dividiendo en gris-no gris.
Y yo no quiero ser gris,
por eso me tengo que fundir la cabeza.
Para pensar,
en las vías, las salidas, en las paradas.

lunes, 22 de septiembre de 2008

LÁGRIMAS DE PLÁSTICO AZUL

Ecco il mio stato d'animo.
Aquí mi estado de ánimo.


miércoles, 17 de septiembre de 2008

ESPERAR...TEMER


Estoy esperando a que pasen las horas.
Después de ironizar, dramatizar y divagar sobre ayer, hoy, mañana, sólo me queda esperar.
Esperar puede traer de todo, pero ahora a mi me trae solo miedo.
Sobre todo miedo.
También ilusión, desilusión, expectación.
Pero ahora, miedo.

El sábado, vuelvo.
El lunes, empiezo.
El miércoles, retorno.

A lo mejor es demasiado.

Pero tengo ganas (y miedo). Ganas... escondidas detrás del terror. Desde las alturas, vértigo.
Porque he estado en lo alto, de muchas cosas. En lo alto del encantamiento, de la desesperación, del enamoramiento. En lo alto de la emoción, y de la desilusión. De la lucha, y de la compañía. En lo alto de las horas bajas. En las horas punta de la felicidad. Arriba, sobre la melancolía. Y en lo alto de la distancia. También en la cima de la tristeza. Todavía, muy a menudo, me encuentro saltando entre alguna de las cimas, reviviendo, recordando.
Me aterroriza pensar en trenes, en atascos, en almuerzos solitarios. En noches de tele y estudio de tres días. En El Retiro vacío. En el verano, sola. En la ciudad desierta y en puentes aburridos rodeada de turistas cansinos.
Es puro terror.
Me gustaría agradecerlo, todo esto. Porque no hay terror si no hay que temer. Y temo porque he tenido. Palpable y cercano. Ahora lejano y virtual. Mañana, no sabemos. Me gustaría agradecer. Pero tengo miedo.

Casi siempre, cuando se agradece, hay una despedida de por medio.

No tengo narices para agradecer, tengo miedo.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

HOMENAJES DE (final de) VERANO


Una chica, y otra. Daban vueltas y vueltas por las calles de un pueblo. De vez en cuando se abrazaban y hablaban, hablaban de mil cosas desorganizadas.
Sobre todo, puede ser que haya obrado la compañía. Porque esa chica, y esa otra se acompañaban. Aquí y allí.
Ella es Gara, y yo, ya se sabe, María. Hemos crecido juntas, aunque separadas. Pero si hay un destino, creo que debería creer en él por ella. Porque ya la genética nos lo susurró al oído. Y las costumbres y los ratos libres hicieron que la cosilla se manifestara. Que Gara me iba a dar la brasa con J.R. y yo a ella con I.S. ha sido solo parafernalia, de segundo plano (que brasas tan absurdas).
Yo he sido ladilla, matorral e incluso La Pantoja (porque ella es la gran Madre de La Pantoja). Eso sí que no son parafernalias!
Ella es mi refugio en Barcelona y yo quizás el suyo en Madrid. En La Palma la acoso a llamadas y si no, le toco en el portero. Ella también lo hace conmigo. Yo le gruño a sus amores (y sin quererlo yo me vuelvo la madre de La Pantoja) y ella no se aburre con los míos.
Eso, nos tomamos un café, lo consumimos. Yo blasfemo por la gente que saluda por la Calle Real HOOOOOLA!, -cómo si hoy fuera el mejor día de sus vidas, oye! si es un día de mierda!- Y a ella le pagan el trabajo del verano con un libro.
En fin... vendrán otros tiempos y seguiremos aquí, entre reagge-tunnings, vívoras y hombres salidos de películas poco románticas.

A nosotras, ya, no nos van a comer.

Un besito, mi niña.