viernes, 28 de septiembre de 2007

LLUEVE EN ROMA

Llueve en Roma. No encuentro piso. Toda la mañana llamando y no hay nada para mi en esta ciudad. Mierda!
Me acuerdo mucho de Madrid, de La Palma, ... Tengo ganas de atacar a Roma definitivamente, pero se me resiste.
Parece mentira que hoy esté tranquila. Parece mentira que realmente me lo esté pasando bien. Será la lluvia, que por esta época me pone de buen humor. Me dan ganas de estar en la cama, en el silloncito de La Palma tirada con la manta. En mis diferentes casas de Madrid durmiendo con la luz encendida y un fisquito de la ventana abierta. En casa de Marta, con sus sillones rojo-negro y su tele sobre una silla.
Me he tomado un cafe-latte para descansar un poquito y he salido al jardin con el discman (sí, ha revivido!). Tuve que rescatar a una monja viejita porque la lluvia nos pilló a ella y a mi en un amago de paseo. Luego, en cuanto la puse a cubierto le di al re-wind y esto fue lo que escuché. No pensaba que hablara tanto de amor, pero me gusta eso del fresh feeling.
Ahí va:

Eels - "Fresh Feeling"

You don't have a clue
What it is like to be next to you
I'm here to tell you
That it is good
That it is true

Birds singing a song
Old paint is peeling
This is that fresh
That fresh feeling

Words can't be that strong
My heart is reeling
This is that fresh
That fresh feeling

Try
Try to forget what's in the past
Tomorrow is here
Love,
Orange sky above lighting your way
There's nothing to fear

Birds singing a song
Old paint is peeling
This is that fresh
That fresh feeling

Words can't be that strong
My heart is reeling
This is that fresh
That fresh feeling

Some people are good
Babe in the 'hood
So pure and so free
I'd make a safe bet
You're gonna get whatever you need

jueves, 27 de septiembre de 2007

DISCMAN vs. PORTÁTIL (+la casa de las monjas felices)


Esta noche escribo porque quería escuchar música. Mi discman “nuevo” me ha abandonado por segunda vez y se está negando por completo a trabajar. Lo he tratado muy bien: le he alimentado con música bonita y me lo he camelado con algún paseo que otro por Madrid, Tenerife o La Palma y con bastantes viajes en Cercanías Renfe. No le gusto, no me quiere, me ha dejado!

Ante este inoportuno desamor, cogí por la tangente. Me apetecía oír a Jorge Drexler, así que le quité el forrito a mi portátil (…suena música sexy, trompetas o algo así…).

El nuevo fichaje viene con Windows Vista, Office 2007 pirata y una foto de Marruecos como telón. Lo conocí en la Fnac-Callao y no tiene reparo en cantarme justo lo que quiero oír y en enseñarme las fotos más bonitas. Creo que aquí hay futuro. Lo mejor que tiene es que “su” Word me deja escribir ahora, y colgarlo mañana.

Sigo a la búsqueda de piso. No es fácil: demasiados tumbos y demasiadas dudas. Soy una cobarde. Hoy ha sido mi segundo día de clase y sigo manteniendo conversaciones en múltiples idiomas con mi amigo italiano. Es un amigo de dos días, pero me ha contado que el barrio donde está mi facultad fue bombardeado a lo bestia en la II Guerra Mundial –Y mi portátil dice con la voz de Jorge Drexler: “la Guerra es muy mala escuela, no importa el disfraz que viste”-. Luego he venido a la resi, he mirado un piso, he cenado en compañía mallorquina… Todo está siendo muy raro, pero muy, muy agradable.

Todavía no he escrito sobre la “residencia de las monjas felices” así que creo que es el momento. Es un sitio muy bonito: tiene un jardín precioso con naranjos, limoneros, palmeras (like me), una fuente, mesitas en el césped… Es un caserón antiguo donde me dijeron que vivió un príncipe. Al parecer su mujer, al perder el niño que esperaba, se tiró por el balcón. Luego se vendió la casa a las monjas. Yo prefiero creer que esa es la historia del novato.

Las monjas andan de allá para acá con sus cosas. Las puedes ver con sus cascos y su musiquita, metiéndose en internet para ver el correo, bailando… son bastante peculiares. Una de las más jóvenes nos ha nombrado al Kamasutra y nos ha contado que tuvo rastas (¡¿¿??!).

Pese a que parezca extraño, sigo creyendo más bien poco en dios con minúsculas. No he dejado de pensar en el sexo (sigo siendo HORMONA), en lo bien que están los italianos (el paseo hasta la facultad fue bastante interesante esta mañana) y en el pagafantas, gran referente y mejor persona. Pero este sitio es peculiar, es divertido, y me están tratando de lujo. Las chicas del colegio también se portan muy bien y aunque mi italiano escasee, se les nota el detalle. Hay una chica muy especial que me dice “Piccola María, hai 20 anni.” También me llama “su optimista”. Es buena gente.

Bueno, esto es todo por hoy. Gracias por dejar notitas aquí, me hacen muchísima ilusión.

Besitos.

Pd. Mi portátil dice: “Tengo una canción para mostrarte tal vez cuando vayas, tengo tu sonrisa en un rincón de mi salvapantallas”. Y el disco se acaba. Me voy a la cama.

martes, 25 de septiembre de 2007

POST 24 SETTEMBRE


Ya tengo 20 años!
He sido emocionante. Un día de no parar: de demasiadas cosas, demasiadas charlas, demasiado todo.
He empezado ya en la universidad. No sé bien si llegaré a empezar de verdad porque por lo que voy viendo se me solapan un montón de asignaturas en el horario. Es imposible mi plan, imposible-imposible-imposible.
Estoy nerviosa, mal dormida, mal comida, mal follada -no podía faltar-. Y no me queda nada. Hoy empiezo a buscar casa en serio...

Gracias a todos los que escribieron o llamaron ayer.
Muchos besos, abrazos y mucho glamour (lo estoy perdiendo todo aquí). Ciao!


Pd. Aún no he podido colgar fotos de Roma. Esta la subo porque el blog está triste y porque era un momento en el que el glamour no flaqueaba.


domingo, 23 de septiembre de 2007

EMPEZAMOS!

Anoche empecé con lo prometido así que ahora... intentaré prometer escribir, con estas condiciones.
  • Si consigo tener piso, una habitación "singola" y una linea telefónica que me permita conectarme -cualquiera, me da igual que vaya pisando huevos-, prometo que escribiré a menudo.
  • Si no consigo ni piso, ni habitación, ni linea propia, viviré con algún colega residente en los aledaños de Termini, alguien con una patología mental clara. En ese caso, prometo intentar escribir a menudo: intentaré cargarme mi querido portátil a las espaldas e intentaré pillar el wi-fi sponsored by "La Sapienza". Si es un wi-fi tan virtual como el de la Autónoma(está, pero nadie sabe como usarlo), mejor me callo y dejo de prometer.

Voy a explicar un poco qué es lo que pasa en este lugar con las habitaciones "singolas" y con la estación de Termini.
El aquiler de pisos está aquí más o menos como en Madrid: muy caro, pueden ocurrirte movidas extrañas con l@s caser@s-vecin@s, puedes acabar viviendo con alguien gggediondo redomado, con un mimo, con una turca loca (caso de mi amiga Silvia, ex-erasmus en Irlanda del Norte) o con alguien que realmente merezca la pena. Cruzo los dedos.
La peculiaridad del lugar es que, según he visto, la mayor parte de lo que alquilan son... habitaciones compartidas! Yo lo tengo claro: conmigo no se puede, a parte de que no quiero. Alguien que se pone a bailar cuando estudia, que práctica el "antes una tripa, que un amigo" y que se quita los granos y los pelos que se ven y no se ven antes de dormir ... No funciona.
Así que estoy a la búsqueda de la "habitación singola", que sé que en algún sitio de esta ciudad me está esperando, como el príncipe azul (¿¿??), las ganas de estudiar o el gusto por la carrera.
Sobre la estación de Termini hay mucho que contar. Es el centro de transportes de Roma. Gracias a los romanos -los de antes- aquí sólo hay dos líneas de metro. A y B, que se cruzan precisamente en esta estación. También hay una enorme parada de guaguas-autobuses fuera. En Termini se aglomeran todos los turistas. TODOS, la mayor parte de los hoteles están aquí y son carísimos, cutrísimos y feísimos.
El turismo no está regulado, está claro. Los romanos de hoy se aprovechan de los romanos de antes (tengo la impresión de que éstos tenían mucho más GLAMOUR). Los viejos romanos construyeron todo tipo de cosas flipantes; esto fue rematado por los papas. Los romanos de ahora, han puesto camas en los viejos caserones (viejos, literalmente) y: ala, a hacer dinero!
Los habitantes de los aledaños de Termini son generalmente vagabundos. En todos los pueblos y ciudades hay siempre uno, varios, personajillos,... En las grandes ciudades hay más. Lo impresionante de aquí es que hay toda una concentración. Cada uno a lo suyo, pero por todas las manzanas hay alguno. Viven por aquí, duermen por los mismos sitios... Desde luego, este es un barrio curioso. Yo me estoy quedando aquí, pero la residencia -amén!- es como un mundo a parte. Lo flipo: la empiezo a llamar "la casa de las monjas felices". De eso, hablaré otro día.

Abrazos!

Pd. Acaban de poner a todo volumen DON OMAR en la residencia de las monjas. Este sitio es muy extraño...

sábado, 22 de septiembre de 2007

ROMA. 17/09/2007.


Sobre mi llegada a la ciudad hay que profundizar poco. Eso es lo que intento, me digo: No pienses, no pienses, no pienses. Dispérsate en lo que sea, que cuando vuelvas a ser consciente de lo que estás viviendo ya lo tendrás asimilado. Y es que ha sido eso lo que me ha mantenido los últimos meses: una parra muy muy grande de la que no me he bajado. Probablemente me quedé mudándome en junio en Madrid. Quiero decir: mi consciencia se quedó en esa mudanza. Empezó el verano, lo que quería era tranquilidad. Así que pasé por Marruecos y allí flotó mi historia, se dispersó en el azul. Luego en La Palma volvió a dispersarse en el azul, esta vez del mar: 8 p.m. en el Atlántico, plena ola de calor. Y de ahí pasé agosto, currando, estudiando, en casa con "los míos". Volví a Madrid, me examiné, regresé al calor y me reencontré con "los otros míos". De la consciencia no hay noticias. El último finde ha pasado como una película en la que yo era la que sentía y la que miraba. Ha sido eso: las cosas pasaron por delante de mis narices. Esta mañana llegué al avión y lo pensé. Pensé en Madrid, en mi despiste de últimamente, y en aquella tarde azul de verano. Pensé que me iba. Tuve claro que no es que no quisiera irme, sino que controlaba la situación mucho menos que cualquier otra despedida que haya tenido antes. Y probablemente por eso mis pocas ganas de profundizar. La llegada a la ciudad ha sido así: tren, coches, maletas, hotel extraño; olor a vinagre y Mira Quién Baila en la tv. Sueño y cansancio. Humedad y paseos. Tristeza y alegría. Y la tristeza no es por estar aquí, sino por los que están allí.